FRANCESITAS




Suelo tomar un café en Avenue Du Bois mientras la pequeña de mis hermanas toma su leche, aparentamos ser Parisinas que estamos de paso, que caímos por una grieta de un aeroplano de diseñador, que para poder elevarnos en el aire sólo basta que a un gigante le dé algo de tos. Zurcimos a mano los trajes de las bailarinas de Can can, nuestra paga son cinco botones y dos alfileres de colores, algo cansadas estamos de tanto caminar con nuestros costureros, Sainte-Chapelle está algo lejos, ahí le daremos gracias a Dios por bendecir nuestro viaje.