Dicen que un día como hoy, hace no mucho, llegó una cigüeña con un encargo pequeño...
Todos lo esperaban hace meses... Mi abuela, que de tradicional no tenía nada, puso avisos de mi llegada por todos lados. Mi Padre se fumaba una pipa y mi Madre se ponía un vestido color palo de rosa. Dicen que una tía ricachona levantó la mano y dijo que mi bautizo tendría que ser algo digno de una Princesa... Yo como siempre he sido lo más parecida a una abeja colérica sacada del jardin de Ágata Prada me dieron un incienso para las buenas vibras... Cuando mi Padre me vió por vez primera se puso a llorar de puro gusto al ver mi carácter de primera, aduciendo que eso lo había sacado de él...
Mi Madre no entendía que mi piel fuera color miel.
¡¡Eso te pasa por comer a cucharadas la miel!! Dijo mi Abuela, a lo que mi Madre respondía que era para ser más dulce la espera de mi llegada...
Unas cigarras curiosas le comentaban a unas hormigas flojas que yo en vez de comer polen como las demás bebía café y era tan exquisito el aroma que dejaba que todos acudieran a mi bautizo con tazitas decorativas...
¡Entren todas! Dijo mi hermanita pequeña, pero sin hacer ruido que si nos portamos bién la abejita nos hará un cafecito.
Dicen que un día como hoy nací y el efecto tibio del café me llegó al corazón ese día frío de Junio (no hace mucho).