La tinta mágica y los tres reyes magos

Uno de los tres magos le trajo de visita a mi madre tres cosas imperecederas...
Un librito para colorear, una tinta mágica y un mapa con riquezas ocultas...
Después se fueron de mi planeta diminuto no sin antes reírse de mis pecas sin respetar en lo absoluto que yo era una recién nacida. A mi hermana que tenía dos años, sólo por ser cariñosa ese día y brindarles agua, le dieron dos alitas mágicas... las brujas de las otras aldeas se sintieron menospreciadas...
Una de las cosas que nos habían enseñado mi abuela-hada era que nuestra puerta siempre tiene que estar abierta, y nunca negar un vaso de agua porque Dios tiene distintas caras y puede presentarse sin que te des cuenta...
Hace unos días fui en uno de mis globos aerostáticos a un pueblito de Francia... y en él un soldadito de plomo hablaba del valor del papel en los tiempos modernos, y sus diversas utilidades ... Creo que mi abuela-hada sabía este secreto porque escribía versos de piratas tuertos, ángeles pequeñitos, princesas que se quedan dormidas y duendes verdes en diminutos papeles invisibles...
Mi tinta era mágica, había construido ciudades enteras, algunas en lugares poco convencionales como en la luna, en un lago o en una miguita de pan...
Ahora crecí y ahora soy una madre-hada
Cuando enfermé le dije a mi pequeña...
¡Muy bien te has portado en mi ausencia! ¿puedes pedir un deseo?...
-¡Mamita has vuelto!, te esperaba todos los días en mi ventana, sólo quería que estuviéramos juntas como siempre y ese era mi deseo antes de quedarme dormida-
-Porqué no me regalas un librito pequeño para colorear en las estrellas-. Gracias a mi mapa de los tesoros ocultos sé cuanto valor tienen las cosas sencillas...