EL LABERINTO DEL FAUNO

En las ruinas de un laberinto, un hada sale de la superficie, las raíces de una mandrágora espían desconcertadas. Le dije que lo amaba desde siempre o casi siempre...
Era ideal para mí, tan loco como yo o más,
pero no tenía ojos para ver mis alas en la superficie y huí.
El amaba a otra, una princesa, y en sus laberintos el fauno la esperaba, la hacía partícipe de inexorables pruebas, contaba que su madre quería ser madre a toda costa o más bien el padre tener un valiente. El Fauno tambien era mi amigo y yo solo un hada moribunda, pero el solo hablaba de Ofelia y de como la guerra le arrebató la lucidez. El le contó una historia para que el dolor se esparciera de manera coherente, entonces trazó una puerta, dibujó una ventana, le dió ojos a un cíclope para que viera el dolor real en sus manos, le dijo que ella nunca fué y le hizo una reverencia, entonces coludidos en su mentira inventaron un cuento de hadas y para evadir lo único real: La guerra.